miércoles, 10 de junio de 2009

Acechanzas

"ACECHANZAS"
por Keyla A. Bernal

1-¿De dónde venimos?

Las propuestas acerca de los orígenes de la literatura panameña han sustentado dos hipótesis vinculadas a los hechos históricos. Ha sido así porque la literatura panameña no se debe estudiar como un mundo aislado, sin referente. No obstante, la riqueza de la historia panameña obliga a seleccionar determinados acontecimientos; los fundamentales. Se hace necesaria la simplificación, pasando por alto determinaciones y enfocando las contradicciones. Para un futuro profesor es imposible olvidar que sólo dos o tres horas semanales es el tiempo que tiene para dar una noción general de nuestro devenir histórico-literario y, sobre todo, para leer las obras. Ello incide en la confección de cualquier escrito relacionado con la escuela y con la literatura.
La delimitaciòn del campo de lo que llamamos literatura panameña requiere que determinemos cómo se conformó la noción de lo panameño, porque no existimos con este nombre desde siempre. Tómese en cuenta que la historia no es un pasatiempo, ni una novela. Es el conocer las bases sobre las que se levanta nuestra vida actual. Es el indagar de dónde venimos, quienes somos y tratar de orientarnos hacia dónde vamos.
Según la Historia de Panamá, de Luís H Tapia H., los indios de esta región se llamaban indios cuevas. Ellos no se llamaban panameños. Las reducciones de indios, en la época colonial, contribuyeron a mezclar grupos diferentes, además de las migraciones de indios que provenían del Este o del Oeste, y que alteró la población.

2-¿Cómo venimos?

Venimos traídos por la literatura, expresa la profesora Vásquez, autora de Acechanzas a la Literatura Panameña. Eso quiere decir que mucho de lo que creemos que nos pertenece, que es propio de nuestra naturaleza, de nuestro modo de ser, tomó forma dentro de la literatura, de manera simbólica. Venimos elaborados por el pensamiento de los escritores que nos interpretan. Esto es así porque la literatura es un fenómeno muy complejo y polifacético. Al pasar los días se amplían los conocimientos históricos-literarios y, en Panamá, una renovación en las obras coloniales incluidas en las historias de la literatura se ha ido imponiendo.
Desde su origen, la ciudad de Panamá desempeñó un papel; constituyó el punto distributivo de civilización y fuerza de luz y de grandeza, para toda la América. De allí que el crecimiento de la antigua Panamá se lograra aunque excitaba las ambiciones de bucaneros y piratas por los inagotables tesoros que hacia ella convergían y en ella se congregaban para seguir camino a España. También suscitaba la codicia de los pueblos poderosos, después, por su especial situación geográfica que la convertía en la llave del Mar del Sur.
Ya Oviedo habla de la importancia de la posición geográfica de Panamá, que es el eje del tránsito interoceánico. Por allí se podían restar unas buenas leguas de viaje de los tesoros de las islas de las especias. Era, además, centro de las expediciones conquistadoras.
La referencia al tema económico surge a la vera de un camino que proveen tanto la literatura como la configuración geográfica de la Tierra Firme con sus hombres, animales, plantas, metales y perlas.


3-¿Quiénes vienen?

En la época colonial América es el objeto que se ve, que se toma, que se manipula. No es sujeto de su propio destino. Así fue Panamá. Existieron personajes que iban decidiendo cómo iba a ser la vida panameña. La conquista de lo que hoy es Panamá terminó con la gobernación de Pedro Vásquez de Acuña (1536-1539), iniciándose la época de la colonización.
En las expediciones que venían de España a conquistar y colonizar el territorio americano, se encontraban personas de todas clases sociales, movidas por motivos muy diversos. La colonización traía consigo los elementos culturales europeos, mezclándose cultural y racialmente con lo autóctono americano, consolidando la conquista, y creando un nuevo mundo, una nueva cultura, un nuevo grupo humano.
Según un cronista de la época Pedro Mártir de Anglería, por los alrededores de 1523, terminando la conquista, existían cinco colonias en el istmo: Santa María la Antigua (Darièn), Acla, Nombre de Dios, Panamá y Natá.
Armas Antárticas (1608-1616), canto épico escrito por Juan de Miramontes y Zuázola, es expresión de una literatura colonial que habla de Panamá, en la que se confirma que es el sistema lingüístico nuestro, el español, en contacto con todo lo concreta que puede ser una región determinada y el hombre que allí vive, quienes deciden cuáles son los matices, incidencias que se han de resaltar.


4-¿Quiénes somos?


La literatura panameña es una estructura hermosa de cuya fortaleza no puede dudarse, y la ciudad de Panamá es una caribeña en las costas del Pacífico. Ella nos dice quiénes somos.
En los siglos coloniales en Panamá apenas había escuelas elementales y algunos maestros que enseñaban a leer y escribir; la comunidad les daba casa, alimentos y donativos. Lo poco que se había hecho en educación estuvo en manos de los sacerdotes de la compañía de Jesús, y su expulsión, en agosto de 1767, significó la paralización de la educación, y la clausura de la Universidad. Sin embargo, en el siglo XIX ya dos movimientos literarios dan vida a la literatura: una generación romántica, con representantes como Gil Colunje, Tomás Martín Feuillet y Amelia Denis de Icaza. Y una generación modernista con Darío Herrera, Salomón Ponce Aguilera, León A. Soto, etc. El periodismo y las publicaciones culturales fueron los medios culturales.
En lo político, Panamá formaba parte de la Nueva Granada. Esta se vio obligada a pagar a los E.U.A. una indemnización por los daños causados en el incidente de” la tajada de sandía”. Pero el suceso nos demuestra que había una conciencia nacionalista y un sentir latino de unidad. Es muestra de nuestra concepción nacionalista. Es muestra del surgimiento de la nacionalidad. En el siglo XX, estos hechos les servirán a los novelistas.


5-¿Cómo somos?


En diez décadas de vida propia el panameño ha demostrado palpablemente interés por todas las manifestaciones de la cultura. Y los estudios históricos, geográficos y filosóficos; los trabajos de ingeniería, arquitectura y medicina, los variados aspectos del género literario, desde la novela y la poesía, hasta el ensayo; la educación, el periodismo y el folclore. Todos estos aspectos, que revelan la madurez de la nación, han apasionado el hombre culto panameño, como parte de los afanes y de los quehaceres intelectuales. Uno de éstos, el doctor Octavio Méndez Pereira (1887-1954) orientador de las juventudes panameñas, durante varias décadas de la República, poseía una prosa ágil y elegante que puso siempre al servicio de la cultura popular. Él fue el primer profesor de literatura panameña en la Universidad de Panamá.
Sin embargo, en la literatura panameña van quedando dolorosas marcas sobre la identidad panameña. También la transculturación de los chinos ocurrió penosamente. La identidad panameña nace desgarrando el alma de los negros y los chinos que aquí llegaron y llegan, pero también el espíritu de los indígenas y del hombre del campo.

6- Una esperanza

La literatura panameña de la segunda mitad del siglo XX, interesada en el debate social, centra su atención en las circunstancias y por eso nos lleva a la búsqueda de nuestra identidad social y cultural.
La esperanza está puesta en los futuros escritores (poetas, novelistas, cuentistas, dramaturgos, ensayistas) de nuestro país.
Como bien se dice que la esperanza es lo último que se pierde y todavía no hemos llegado a lo último más bien nos encontramos en un principio sin fin, tenemos la esperanza de que la literatura panameña siga creciendo, que aumenten los escritores y que sea cada vez mejor.

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